"Es por insistir en esas posiciones que la tradición occidental
dominante se construyó sobre la promoción del ideal ascético cuya consigna
podría ser: perinde ac cadáver. Volverse cadáver, carne muerta,
despojada de lo que hace la vida: el deseo, los placeres, las pasiones,
el cuerpo. En virtud de esta extraña ética, la felicidad consistiría en
mimetizarse con la muerte. El cristianismo perseveró en esa retórica, y con él,
el estoicismo, el epicurismo y muchas filosofías vinculadas, la mayoría de las
que enseña y transmite el Occidente. El principio sería este: puesto que hay
que morir un día, más vale morir enseguida, es la única manera de prepararse
bien para la muerte"
Una de las preguntas que más han sonado
este año en los pasillos de 2º de Bachillerato, posiblemente haya sido la de,
¿Y este autor de filosofía para que sirve?, y tu quedarte mirando atónito a tu
compañero y decirle, pues para aprobar, pero no siempre es así.
Es imposible no recordar a Nietzsche al
leer esta parte del artículo, cuando castigaba totalmente a los occidentales
por su dualismo, por sus dos realidades, y por defender que estábamos en la
falsa, la más alejada de la realidad.
Onfray se siente un poco Nietzsche al
decir que el hecho de prepararse para la muerte es un grave error, que hay que
vivir lo que tenemos y ser feliz en la vida que tenemos ahora, y hoy, ya
que no sabremos que nos puede pasar después, y en esta relación
Nietzsche-Onfray me añado a mí, por pensar exactamente igual.
¿Y es qué acaso alguien sabe que pasará
mañana? Por supuesto que seguiremos nuestra rutina, pero pasarán experiencias
que nadie se espera, que de cierto modo nos llegan a influenciar para ciertas
cosas y nos pueden llevar, pues hacia una vida que deseemos.
Pero lo que no se debe hacer es dar las
cosas por vencidas, por el hecho de 'esto
no se puede cambiar, es así' dejar
de intentar las cosas, ya que por ese simple hecho, mucha gente debería dejar
de vivir porque al fin y al cabo vamos a morir, pero ese no es el juego.
Cada día es una nueva oportunidad, de
continuar con lo que tu mismo te has construido, y seguramente haya días
mejores que otros, algunos te apetecerá menos hacer ciertas cosas y no tendrás
ganas de continuar, porque total para qué, pero habrá otros días que te
levantarás como si nada pudiese afectarte negativamente, que tus ganas de
comerte el mundo serán superiores a cualquier fuerza negativa y así sabrás que
estás aprovechando tu día a día, que no es nada mal tener un día de bajón, pero
que no sea tu vida un bajón entero, ya que no estarías aprovechando el mejor
regalo que te podían haber hecho.
Y es que ahí reside todo, hay que
aprovechar lo que tenemos, el momento, cada rato, no hay que ser una cabra loca
en cada segundo pero si saber que lo que haces es porque tú quieres hacerlo,
que nadie te
obligue, tu eres el dueño de ti mismo y
tus decisiones sólo tienes que aceptarlas tu mismo, esto es así, está bien que
alguien te influya, tu familia, amigos, tu entorno, pero tú eres el dueño de tu
propia vida, y si no la aprovechas, estás perdiendo el tiempo, y así no se
avanza, así te preparas para la muerte, para el final.
El final es el mismo para todos, para ti,
para mí, para cualquiera, seas como seas y busques lo que busques acabamos
igual, un día el corazón deja de bombear y es igual que si una vela se consume,
como cuando soplas las velas en tu cumpleaños, es un segundo que lo cambia todo
para siempre, y es que ya lo decía Homero;
Mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turris
Es decir, cuando la muerte llegue será igual tanto para el pobre que
vive en una chabola como para un rey que vive en su castillo, y ya lo decía
Jorge Manrique también, la
muerte nos iguala a todos, no hay nadie que se escape de ella, tarde o
temprano llega, y sólo tu eres el que decide que camino llevar y que te deje en
un parte u otra.
Carpe Diem, nos dijeron los romanos, lo que tenemos ahora no se va a volver a
repetir, y mejor recordarlo como un buen momento, satisfechos con lo vivido y
sin arrepentimientos, ya que si se hace, no se puede deshacer, y aunque te
sientas mal con aquello ocurrido, es imposible volver a cambiarlo, porque la vida no para por nadie, y si
te quedas anclado en el pasado, no avanzas, no vives.
Así que como dice Onfray, no aceptéis la hipótesis de que hay un más
allá, un apocalipsis, vivid el hoy, el mañana y lo que tiene que venir, siempre
hacia delante por mucho que cueste, y cuando llegue el final de todo, y ya
veáis o quizás sintáis como la vela que se consume que se acaba, que queda
poco, espero que observéis como la felicidad os ha acompañado durante
todo el recorrido, porque a veces en mayor o menor medida está contigo, ya
que la felicidad, es, una
forma de posicionarse ante la vida.
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